La andragogía a diferencia de la pedagogía centra su atención en el
alumno y no en el profesor. La adultez es asumida no como un
problema cronológico (niñez – vejez) sino como actitudinal, la
adultez es aceptación de la cultura previa del alumno, de su
capacidad de generar sus propias estrategias de aprender y de
reconocer sus necesidades y expectativas individuales. La práctica
andragógica debe realizarse en un ambiente no unidireccional, sino
bidireccional (alumno – docente), un ambiente de confianza y de
respeto mutuo, cuya flexibilidad permita la libertad y creatividad, el
alumno donde la espontaneidad no sea considerada una anormalidad
sino expresión de la creatividad.
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